sábado, 8 de octubre de 2011

Christophe Josse, un moderno!

Hace unos días leía una entrevista a Mariano Toledo. Le preguntaban, "¿una cualidad sobrevalorada?" y respondía "ser moderno". En esta colección, no hay nada de eso. Es moderna, sobria cuando debe y más explosiva cuando se abre el espacio, siempre cuidando el detalle. Así que aplausos para Christophe Josse








Notas sobre consumo responsable (parte II)


La moda ética plantea desde la industria, nuevas formas de producción y consumo. “Los principios a los que adhiere la moda ética se enmarcan en el respeto por las condiciones de trabajo de las personas destinadas a fabricar el producto, con la prohibición de un trabajo forzado, la exclusión de los niños como fuerza laboral y con la seguridad de un sueldo mínimo vital; a la reducción del impacto nocivo al medio ambiente producto de los excedentes de las fábricas; a la incorporación de artesanos locales para incentivar la participación de culturas distintas y propiciar el desarrollo de relaciones comerciales bajo los principios de COMERCIO JUSTO.” (http://www.hechoxnosotros.com/pdf/ModaEtica.pdf )

La moda ética es moda sustentable pero algo más, redes de comercio justo pero algo más, consumo responsable pero algo más... Es asumir un compromiso con cada uno de los momentos y las personas comprometidas en la cadena de producción y distribución. Es asumirnos desde la industria de la moda, y de nuestro lugar en ella, como productores del espacio común y la vida compartida.

La moda ética promueve el desarrollo de nuevas relaciones de convivencia, tolerancia y armonía. Propone a cada uno, construir desde su posición en el juego social de la moda, un mundo previsible y habitable. El mundo es el mundo que construimos con nuestros actos y los de los demás formando parte de nosotros. La moda ética reconoce que los otros forman parte de mí y todos constituimos la totalidad que nos une. Por eso es más que producir moda.

Tiene que ver con la vida en sociedad y la sociedad que queremos. Tiene que ver con los modos de generar valor y (re)producir la existencia. Es asumir desde la industria de la moda, el proyecto por un cambio global que se está planteando en todos los niveles tanto materiales como espirituales.

La moda ética se inscribe en un marco mayor. No plantea objetivos aislados de la experiencia cotidiana de otros campos. Los principios de la moda ética, son valores que toda persona sensata comparte y debiera transmitir. Como el uso racional de los recursos, procesos no contaminantes, redes de comercio justo, tolerancia, nuevas formas de solidaridad y respeto en la convivencia con los otros.

La moda ética es un proyecto por un cambio positivo en la producción de la vida colectiva. Por eso, concibe al consumidor como participante activo en la construcción de esa totalidad que nos une. Al consumir somos modificados, hacemos del producto del trabajo de los otros, parte constitutiva de nuestra individualidad. A su vez, modificados, producimos mundo. Ese mundo que los demás consumen, haciéndonos participes de su propia vida. La relación es de mutua influencia, de influencia múltiple y constante. Al consumir asumo el mundo que quiero producir.

Consumo responsable, implica sopesar medios y fines de la acción. Es una forma de construir la realidad que se nos presenta a todos y a cada uno. Consumo responsable implica que el otro y el mundo forman parte de mí y por eso asumo un compromiso con ellos. El compromiso es con el trabajo de todo ese sinfín de anónimos con quienes me enfrento en cada momento. Consumo responsable es también una forma sustentable de habitar el mundo, una forma sustentable de producir la sociedad que queremos.

Notas sobre consumo responsable (parte I)



A veces podemos pensar que el consumidor tiene un rol pasivo en la industria de la moda. Que simplemente está en posición de absorber elementos de la múltiple oferta que se le presenta, casi como imposición. A veces, se piensa el rol del consumidor como si fuera una hoja en blanco sobre la cual inscribir placeres en forma de vestido. Placeres que posibilitan la realización de la ganancia, a partir de la satisfacción de una necesidad básica devenida en algo más.

El sujeto-consumidor ocupa un lugar central en la estructura económica y social. A su vez, a nivel individual, reconocerse como consumidor en casi todos los ámbitos de socialización, afecta especialmente la vida subjetiva. En el mundo moderno, ocupamos el rol de consumidor en la mayoría de nuestros intercambios sociales. Sin pensarlo, somos más consumidores que productores del mundo que compartimos. A cada paso estamos consumiendo lo que una cadena infinita de anónimos ha producido.

Son muchas las transformaciones y tareas, que se suceden e intercalan, para que el denim que compramos sea nuestro jean preferido. En todo ese proceso, no sólo se transforma la materia prima, también el ambiente y todas las personas que participan del proceso que culmina con esa prenda conformando nuestra vida subjetiva. Todos son modificados en el proceso y finalmente “yo” al identificarme con la prenda. Identificarnos, en este sentido, es incorporar un rasgo del carácter de los otros cosificado en el vestido que hacemos nuestro.

Las personas estructuramos nuestra vida a partir de nuestro trabajo. No sólo es la actividad por la cual obtenemos los medios necesarios para la reproducción de nuestra existencia. El trabajo es una de las formas con que hacemos del mundo, nuestro lugar en el mundo. Mediante el trabajo, habitamos el mundo. Y al consumir el producto del trabajo de los otros, los hacemos participes de nuestra vida intima. Construimos nuestro mundo más íntimo en un intercambio permanente con la vida de los otros. Así, los otros forman parte de mí. Pero además, con nuestro trabajo construimos el mundo común que ya había sido modificado por todos los que lo producimos, y con cada uno, desde la incorporación (desde el consumo) de ese mundo. O sea, estamos en constante cambio. A cada paso, conectamos sin saberlo con un sinfín de anónimos que nos ayudan a ser quiénes somos y a producir el mundo como lo producimos.

En la producción se produce el mundo, y se modifica. En el consumo se produce el mundo, y se modifica. Entonces… ¿podemos pensar que el consumo es una forma pasiva de involucrarse con los modos de producción de la vida común?

jueves, 6 de octubre de 2011

Elie Saab viste reinas

Como había contado, Elie Saab me enctantó!

Es un estilo con mucha sensibilidad. Ilumina y emociona. La elegancia del cuento y princesas posmodernas.