La oficialidad del discurso depende del poder de su productor y si está en situación de dominación del campo en que quiere influir. Un discurso merece ser valorado porque el poder de quien lo emite merece ser valorado. Parece raro pero desde esta postura, algo seria bueno o malo dependiendo del poder de quien dice que tal cosa o situación es buena o mala. O sea si Anna Wintour dice que tal colección es mediocre o simplemente fea, es efectivamente mediocre o fea pero no en si misma sino por la efectividad de su discurso. El discurso de Anna Wintour: editor in chief de Vogue, que acredita el capital simbólico correspondiente y domina de forma legítima el campo de la moda, merece ser valorado y por ende puede producir efectos en la realidad. Lo que quiero mostrar es que lo dicho por Anna (o cualquier otra persona que acredite capital simbólico y posea la legitimidad correspondiente) es efectivo y valorado en tanto está en situación de dominación del campo de la moda.
Esto pasa en todos los ámbitos, de modo que si no me gusta, me jodo. La cuestión es que si este discurso oficial no fuera tan poco critico no me molestaría tanto. Es obvio que el discurso no va a generar elementos auto destructivos. Pero cuando es tan complaciente con la situación que quiere mantener para conservar su hegemonía resulta insoportable.
Con esto me declaro en pie de guerra con el discurso obsecuente de la moda que inevitablemente lleva a la perdición y a la corrupción del campo. Para el discurso oficial parece estar todo bien, la moda parece vivir una primavera casi perpetua, donde la “moda está de moda” y todos sonreímos para la foto. Lo que yo veo es que puede ser que la situación hace unas temporadas haya sido de prosperidad y optimismo, que con ello florecían nuevos artistas y llegaba a la madurez una generación de jóvenes talentosos.
Hoy, lamentablemente, no comparto esa postura de futuro igualmente próspero y prometedor. Siento que el campo de la moda se está corrompiendo, que se está viciando, que está siendo victima de su propia falta de crítica. Esta siendo victima de la especulación de los inescrupulosos que quieren robarse este florecimiento, que quieren absorberle la prosperidad para convertir esta primavera en el más crudo invierno. La lógica de la especulación nos va a llevar a la descomposición como campo y en ese momento los especuladores se irán a otro lado y nosotros, los que realmente amamos la moda, nos vamos a preguntar: ‘qué nos pasó? qué hicimos mal?’
Moda: yo te quiero, por eso te critico. Si no mostrara mi desacuerdo sería cómplice de esta situación donde el discurso oficial al aferrarse ciegamente a su hegemonía va a terminar diciéndonos que todo es perfecto mientras estemos cayendo al vacío. El “vale criticar, el vale rechazar” lo debemos empezar a ejercer lo antes posible y firmemente. Si queremos salir del pozo que nosotros ayudamos a cavar, no lo haremos cavando más profundo.
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