domingo, 2 de enero de 2011

El rol del editor

El editor ocupa una posición privilegiada en la producción de bienes simbólicos que se distribuyen al interior de la "industria cultural del vestir" o el campo de la moda. El editor es a la moda lo que el profeta a dios. Hablan en nombre de la moda como los portadores de su verdad. Como fuerza autónoma que existe por sobre los individuos, la moda como la palabra, se revela al editor y este es el legítimo portador de esos designios. A fuerza de “profesar”, los editores han acumulado poder, han acumulado signos y símbolos que demuestran que es legítimo que ellos manden y nosotros obedezcamos.

Si uno de los “elegidos” dice algo y se convierte en “palabra santa” no es porque un día ocurrió la epifanía. Ya nos enseñaron que ese tipo de poder es tan endeble que ante el menor embate se derrumba. Pero estos “profetas”, editores, o bien no se equivocan, o bien fundan su poder en algo más sólido que la revelación divina o el sueño de un dios profano.

La magia reside en acumular poder, en cooptar, en hacerse del capital para dominar el campo. Si la palabra de los editores es divina, no lo es en la medida que revelada, sino en la medida que ellos y su poder (conquistado y construido) es legítimo.

Si bien no tienen “la verdad” (en términos esencialistas), la construyen a partir de la acumulación de símbolos reconocidos intersubjetivamente. Aunque lo que digan no sea efectivamente “la verdad”, lo es en la medida que ocupan la posición hegemónica al interior del campo. Esa verdad, no esencial, es efectiva por la validación intersubjetiva de la situación de dominación.

El límite para la palabra es la realidad, su generación, su gestación, disponer de ella para conservar sus márgenes o revolucionarlos. En este plano trabajan las palabras que nos dictan desde sus oficinas, vía la variedad de “Biblias” que editan. (Parece un misterio que lo que digan coincida con lo que el espíritu prefiere ese es su milagro. Por eso deben mandar).

Pero antes de esto hay un paso, el de la construcción del poder. La apropiación de los signos, símbolos, títulos, socios, colegas, fanáticos, mentores, etc. que legitimen la palabra. Ahí está el misterio de la posición de profeta. En acumular, en apropiarse, en acomodarse dentro del campo. Quizás al final del viaje parezca un milagro, pero no. Es un trabajo que implica esfuerzo y dedicación.

La moda es gobernada desde las oficinas, desde las capitales de la moda administradas por el saber técnico todopoderoso en tiempos del imperio de los ‘media’. Publicidad que nos invade, nuevos personajes que aprender:


Anna Wintour de Vogue EE.UU.

Carine Roitfeld de Vouge París

Anna Dello Russo de Vogue Nippon

Alexandra Shulman de Vogue Inglaterra

Franca Sozzani de Vogue Italia

Christine Centenera de Harper's Bazaar Australia

Miroslava Duma Harper's Bazaar Rusia

Glenda Bailey de Harper's Bazaar EE.UU

Sophia Neophitou-Apostolou de Harper's Bazaar de UK

Babeth Djian de Numéro Magazine

P.S: Mi sueño es ser editor.

4 comentarios:

  1. Me encanta este post!!! A algunas de ellas las he fotografiado en París, con otras he podido hablar un poquito...adoro a todas estas mujeres y me parece una gran pena que Carine Roitfeld deje Vogue París...dicen que quizá le sustituya Tom Ford...a ver! Besito,
    Mónica.

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  2. It is also my dream! All the editors you chose are on my list of inspiration! xxooxxoo

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