lunes, 28 de diciembre de 2009

Nuestro espiritu inquieto viste a la moda!

Folk, urbano, sofisticado, romántico, naif, étnico, clásico, glam, retro, gipsy, boheme... son algunas de las variantes que existen dentro de las propuestas de estos últimos tiempos. Es interesante como según la época del año se activan unos y otros se congelan hasta nuevo aviso. Pero unos y otros se van superponiendo.

Lo llamativo es como proliferan, cada vez más, los adjetivos para identificar los diferentes estilos. Tengamos en cuenta que las gradaciones dentro de cada estilo son muy variables: limites difusos los separan, cuando no se enlazan, también con matices que los mantienen autónomos e identificables.

A su vez, algunos se agotan por su superexplotación y al requerir la continuación del termino se agrega el prefijo “new”, ej: new romantic....

No deja de asombrarme como el abanico de categorías para clasificar nuestro cuerpo-vestido crece a medida que la vida misma se multiplica en nuestras opciones cotidianas. Digo, cada vez estamos más involucrados en el abanico de actividades que nos rodea. El mundo nos muestra que estamos hechos un poco de todo y si bien por un se tiende a la hiper-especialización (claro ejemplo es la medicina donde los especialistas dejan su vida para descubrir que pasa al interior de un órgano, tejido o célula y así hasta llegar al componente mínimo), el hombre romántico resiste con éxito.

Me llama mucho la atención que este fenómeno (que muchos llaman ‘democratización de la moda’) nos sorprenda justo cuando la ‘clase social’, en la construcción de la identidad, ha dejado de ser monopólica ( incluso parece sorteable).

Las estructuras partidarias parecen representar poco de los intereses individuales. Lejos de responder a nuestras preocupaciones buscan retener sus focos de poder y su vetusto aparto burocrático. Así, las organizaciones de la sociedad civil y no gubernamentales, vienen a saciar esa necesidad de múltiples preocupaciones. Medio ambiente, igualdad de derechos para todas las etnias, razas, religiones e identidades sexuales, problemáticas territoriales, sin contar que la preocupación por el cuerpo nos empuja a yoga, running, box, origami, canto, etc...

El vestido-cuerpo refleja esa multi-actividad, la absorbe, la hace suya. Hoy podemos hacer de nuestro vestido algo y mañana identificarnos con otra cosa, pero todas ellas nos atraviesan y constituyen. Todo parece responder a una necesidad espontánea de un espíritu inquieto que tiene en el vestido su cuerpo. La efervescencia del vestido-cuerpo es tal que parece reflejar lo versátil de las identidades múltiples. Donde lo efímero es la ley, el placer está en lo inestable, pero de todos modos completo.

El vestido cambia como cambian las crisis, cada vez más recurrentes y volubles. No obstante es genial como somos todo ese complejo de actividad. Complejo pues no somos simplemente la suma de cada cosa que nos identifica. Somos esa instancia superior que abraza cada parte, que por sí sola es muy parcial. Podríamos pararnos frente a nuestro guardarropa y dudar si hay muchos ‘yo’ en el, pero si tomamos distancia y logramos reconocer ese espíritu en constante búsqueda de satisfacción, caemos a cuenta que todo eso suma 1, suma ‘yo’.

viernes, 18 de diciembre de 2009

La moda se robó mi cuerpo o el cuerpo encontró su moda?

La prenda como objeto, como cosa, es exterior (a veces hasta ajena). Pero los significados que encierra y las representaciones que la atraviesan, son plenamente nuestras. Lo que pasa con esas ideas que recorren el vestido es que no son elegidas libremente, están condicionadas por el medio, por el contexto socio histórico. Elegimos libremente ente las opciones que se nos presentan, pero esas opciones se nos imponen, “la libre elección de amos no suprime la existencia de amos y esclavos”, decia Marcuse en el hombre unidimensional. Con esto quiero decir que el vestido no es una segunda piel, o que cubre el cuerpo, sino que es el cuerpo. Lo que en todo caso serìa una segunda piel es la prenda en abstracto, o sea, sin la carga de esas significaciones que encierra, sin los valores que nos atribuyen al vernos portándolas. La prenda pensada en abstracto serìa la segunda piel, pero de momento que la prenda arrastra significados, creencias, formas de vida, estilos de vida, ese vestir ha tomado por asalto al cuerpo mismo. Ese cuerpo que al verlo desnudo nos arrastra a la soledad del cuarto.

La carga ideológica que tiene la prenda la hace cuerpo, nos hacer pertenecer hace que nos reconozcamos como parte de algo, que reconozcamos a nuestros pares, a nuestros antagonistas y a nuestros competidores. La vorágine de sentido que envuelve al traje es tal que no podemos reconocer mayor significado que la ausencia a los momentos de desnudez.

La prenda nos distancia y nos acerca. Pero no esa prenda despojada de toda representación, ej: camisa. Esa camisa, así como se escribe no dice nada. En ese estado abstracto, nos iguala. Pero al señalar esa camisa que llevo, que llevo por algo, que llevo por mucho y no llevo otra porque no seria ‘yo’, se ve como una prenda está preñada de significaciones que están en mí mucho antes de poder representarlas con esa camisa. Por esto el vestido es cuerpo, o mejor: no es diferente del cuerpo, porque ya está en nosotros antes de encontrarlo. Antes de saber que esa prenda es la que mejor me sostiene, reconozco eso que hay que sostener: ese montón de ideas que me atribuyo y me corresponden por ser parte de un tiempo y espacio determinados. Si esta es la moda que mejor habla de mí, significa que antes de ella identifico un ‘mí’. Ese ‘mi’ se pierde en la prenda a punto tal que encuentra vida en ella. Así nuestro vestido cobra vida y nos da vida a los ojos de los demás.

jueves, 10 de diciembre de 2009

"Ponerse los pantalones": guerra a la falda y vicotria masculina

La moda y la historia se entrelazan, se buscan y encuentran, pelean y reconcilian, pero siempre dejan su impresión sobre el cuerpo. Las coyunturas políticas marcan a fuego el cuerpo, su manejo y posibilidades.

Hay un hecho histórico muy importante que a dejado su marca para todas las generaciones (las que lo vivieron y las que lo estudiamos): la segunda guerra mundial. Conocida como la guerra más dura y triste del siglo que pasó, el mayor genocidio de la historia, para algunos, aunque para otros siquiera parece haber existido (en su palabra pues sus cuerpos también sienten su peso, en su memoria, en su mirada y en su destino).
Ya forma parte de nuestro bagaje de imágenes colectivas, la del llamado a la producción a las mujeres durante la guerra. Bajo el slogan “we can do it” eran empujadas a tomar los puestos de trabajo que los hombres abandonaban por el fusil, en una economía que requería esa fuerza de trabajo. El capitalismo industrial no se podía dar el lujo de nutrir las filas de los ejércitos militares desmantelando el suyo propio.

A todo esto el cuerpo-vestido de la mujer, así como estaba, no se adaptaba a las necesidades de la producción industrial. Había que modificarlo para que la combinación mujer-industria pudiera funcionar. La falda no era el cuerpo-vestido que pudiera funcionar en la producción fordista.

La falda, dentro de la matriz de dominación androcéntrica, tiene la función demostrar (silenciosamente) el lugar de sumisión de la mujer. Limita, sin prohibir, los movimientos. Hace preciso movimientos sutiles, impide directamente ciertos movimientos (como sentarse con las piernas abiertas o correr), condiciona el modo de agacharse para no abrir las piernas, etc. De este modo y desde el vestido, se refuerza la imagen delicada, sutil y sumisa que se tiene de la mujer dentro de nuestra matriz de dominación.

Con esto, no parece extraño que, al tener que ocupar otro lugar dentro del modo de producción, el cuerpo debiera ser considerado en otros términos. La mujer debería pasar del ámbito de la reproducción al de la producción, del espacio privado al publico. Así, en 1939 el modisto McCall diseña los primeros pantalones para mujer. No es casual que a partir de la necesidad de cubrir puestos de trabajo se modifique el cuerpo de la mujer. Ahora los movimientos están menos condicionados. Pero los permisos que se dan al cuerpo femenino, en virtud de una necesidad histórico-política, no modifica su lugar de dominada dentro de la matriz androcéntrica.

Las mujeres cambiaron de la cintura para abajo. En cierto punto debían parecerse a los hombres. Debían ocupar el lugar que ellos dejaban, debían ocupar el lugar que esos cuerpos masculinos dejaban. No es que se crearon nuevos espacios para introducir el cuerpo de la mujer. Se tuvo que adaptar el cuerpo de la mujer al espacio que dejaban los cuerpos de los hombres. Por eso el “we can do it”. El “ponerse los pantalones” no es nada inocente. Es una frase cargada históricamente, ideologizada. A falta de hombres, las mujeres deben serlos. Esto es exagerado pero es así. A falta de hombres jamás se pensó un orden femenino sino en adaptar los cuerpos femeninos a un mundo masculino! Jamás se pensó adaptar el espacio público o de la producción al cuerpo de la mujer. Esos cuerpos sumisos y dominados debían encajar en el ámbito vacante.

El llamado a “ponerse los pantalones” fue la forma en que se instruyó a la mujer a mantener la dominación androcéntrica. Luego, cuando el hombre volvió a reclamar lo suyo se encontró con mujeres que pretendían luchar por ese lugar. Esto, erróneamente fue interpretado por las feministas como la posibilidad de inaugurar una nueva era de dominación. Lejos de eso, al haber moldeado sus cuerpos en virtud de los espacios públicos de los hombres, pretendían ser hombres con vagina, o peor: sin pene. El “ponerse los pantalones” no era fundar la dominación ginecéntrica, si no ser los hombres en la dominación androcéntrica.


lunes, 7 de diciembre de 2009

Conciencia sustentable y diseño ambiental...

Es súper importante que tomemos conciencia del colapso que puede sufrir el medio ambiente si no racionalizamos el uso de los recursos y optimizamos los procesos de producción. La industria de la moda nos atraviesa a todos: consumidores con conciencia estimula el diseño sustentable y a su vez la "producción verde" motiva a los consumidores a interesarse por ella.

La moda está inscrita en un contexto harto más amplio (que es la vida misma). Algunas veces se mueve con cierto nivel de autonomía y otras debe reflejar o adaptar a sus reglas o movimientos al tipo de relaciones dominantes dentro del ámbito que la envuelve.

Es ampliamente sabido, y reconocido, que el mundo está viviendo una etapa donde el agotamiento de recursos, otrora siquiera imaginado, aparece en un horizonte no tan lejano. Escuchamos estimaciones sobre un 2050 donde agua será el nuevo oro, descontando que los recursos energéticos como el petróleo y el gas motivan la destrucción de territorios enteros para salvaguardar la hegemonía norteamericana. Una revolución industrial que desde mitad del SXVIII viene marcando el ritmo del progreso, también produjo varios puntos para el caos, entre ellos la polución en sus diferentes formas, cambios climáticos y sobreexplotación de recursos no renovables. Esto demostraría que no hay revolución posible sin derramamiento de sangre...

Paco Rabanne se proclama como el pionero en generar propuestas de diseño sustentable. Es probable que así sea. Pero, fue en virtud de una toma de conciencia o como respuesta a formas de producción nocivas para la vida terrenal? O un acto de rebeldía artística contra la ortodoxia del campo para romper con los patrones dominantes?

Creo que esa es, un poco, la clave. Hoy, ser concientes del estado crítico del equilibrio de la vida, es fundamental para generar propuestas en consecuencia. Materiales renovables, procesos productivos no nocivos para el medio ambiente, la posibilidad de crear en base a productos reciclables... Son propuestas que más allá de todo tienen la intención de hacer “más viable" la vida en nuestro planeta, para nosotros, como para futuras generaciones. Un nuevo equilibrio es necesario donde el abismo es una probabilidad cierta y conocida. Las relaciones, estilos, sentidos y placeres se reorganizan en un juego de poder y orden, con el ambiente que las envuelve. La obstinación en mantener un modelo productivo en base productos no viables, no necesariamente hará colapsar la estructura, pero al momento del derrumbe se la deberá considerar contribuyente.

Con todo nos vamos dando cuenta y poco a poco nos reorganizamos. Eso da cierta esperanza. Aún quedan focos de resistencia al cambio que hay que vencer.
Lamentablemente la falta de planificación a largo plazo, a veces, hace que actuemos en base a las crisis que se nos presentan. Un poco tapando baches y sonriendo para la foto. La crisis económica mundial vino a copar la escena y la crisis ecológica fue guardada en el congelador hasta que la economía (madre de todas las madres) le permita re emerger.

Vender barato pero vender, fue la clave de estos últimos meses, mantener las estructuras productivas era la clave. En EE.UU dejó de caer el empleo, recuperación a la vista? Esperemos, por el bien de todos y para poder centrarnos otra vez en la crisis que antes nos competía.

Pd: un lindo blog que aborda el tema de diseño sustentable es finding eco.

Zapatos, obra de arquitectura.

El zapato es un tipo de producto muy particular.
Primero porque es incluido entre los productos “indumentarios” de necesidad básica por sí solo. O sea, el calzado dentro de los productos de N.B es una categoría misma, mientras el vestido se desagrega en base a las partes del cuerpo que cubre.
Después porque tienen un atractivo particular para las mujeres... Quién podría objetar tal afirmación?
Patrick Cox, uno de los mas influyentes diseñadores de zapatos de los últimos veinte años, explica que el objeto zapato genera esa atracción sobre las mujeres porque es una obra arquitectónica. Según él a diferencia de las vestimentas, que cobran sentido recién al contacto con el cuerpo de la mujer que las porta, los zapatos, constituyen una obra con vida propia. No requieren del cuerpo para recibir esa “vida”, que a su vez se agota al perder el contacto con la fuente, con la mujer.
Disiento en que el vestido cobre vida recién cuando cubre el cuerpo de la mujer que lo porta. Esto se basa en la concepción del vestido como segunda piel que parece agotada. Ya vimos que vestido dejó de vestir al cuerpo para ser el cuerpo mismo. La autonomía del vestido es tal que incluso da vida al maniquí! Tiene una fuerza tal que hace pensar como cuerpo propio ese plástico con forma de organismo. A veces poco importa el cuerpo que hay detrás, porque la prenda misma es el cuerpo que lo resalta, que le da vida.
Otro de los conceptos interesantes de Cox, es que el pie, a diferencia de otras partes del cuerpo, es una parte “fea” que debe ser escondida. Ante esto, él se dedica a esconderlo de una forma muy elegante, pero con esas obras, lejos de poder dar con su cometido, resalta más. Lo resalta al envolverlo en una obra de belleza superior, que produce alrededor de esa parte fea una serie de sensaciones de misterio... Así el sentido que la desnudez se vuelve un desafió. La belleza que lo recubre, hace suponer que aún hay más belleza por descubrir. Todos quieren saber, todos quieren mirar y todos quieren develar ese misterio que también esta debajo de la camisa...
Todo esto venia a cuenta que vi en Nicholas Kirlwood zapatos espectaculares que vale la pena compartir! Ojalá los disfruten como lo hice yo.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Fashion emergency: medicalización del cuerpo impuesto.

En la entrada anterior había propuesto que el vestido ya no es esa segunda piel que recubre al cuerpo, sino que pretende ser el cuerpo y lo es con todo éxito. Este cuerpo, es un cuerpo impuesto y del que no podemos escapar, aunque lo podemos elegir e incluso cambiar (que no implica simplemente cambiar de ropa, sino de estilo, que a su vez remite a cambios más profundos y subjetivos).

Ahora quisiera profundizar dentro de esta propuesta pero desde otro lado. Una vez que esa segunda piel se convirtió en el cuerpo que solía cubrir, es necesario organizarlo, educarlo, normalizarlo... Algo que nos enseñó Foucault sobre que el cuerpo (entre tantas cosas...), es que más allá del sustrato anatómico, es una construcción social. Ese constructo responde a las necesidades de la sociedad en la que emerge. Toda sociedad desarrolla su dispositivo de construcción de los cuerpos, que se presenta en forma de discurso y se estructura como un saber.

Hoy vivimos tiempos donde salud es igual a moral. Un cuerpo saludable es un cuerpo en un estado moralmente aceptable. Ante un enfermo la respuesta es “no te cuidaste”. Vivimos una época de medicalización de la vida. Este proceso implica que cada vez más ámbitos de ella pasan a manos de expertos. El saber experto subsume ámbitos que antes no le correspondía.

En estas coordenadas se instalan el “fashion emergency” (f.e), las “extreme makeover” (e.m) y demás programas equivalentes. Cuando el vestido finalmente se convirtió en cuerpo, fue necesario disciplinarlo. Tenemos un cuerpo impuesto que debe ser normalizado. La lógica del f.e y de las e.m, es la de subsumir al vestido-cuerpo bajo el saber de los expertos. La finalidad no es sólo corregir las desviaciones sino tratar al vestido-cuerpo como se trata a un cuerpo enfermo que hay que curar.

Estos procesos se organizan en la misma forma en que se organiza el saber médico. Al presentarse el paciente, se analiza el caso, se hace un diagnostico, se somete al desviado a un tratamiento específico y finalizado el tratamiento se brindan las “recomendaciones” para evitar la recaída. En cuanto a los tratamientos “vestido-médicos” aún dependen fuertemente del equipo de expertos que realicen el diagnostico. Todavía no existe una sistematización precisa y profunda sobre “patologías” y tratamientos, quizás porque el saber experto aún está en manos muy diversas. Desde editores, diseñadores, productores, investigadores e incluso muchos simples consumidores que se arrogan ese saber determinado.

La emergencia del vestido-cuerpo y su medicalización se distinguen como procesos independientes y cronológicamente ordenados, simplemente en el plano analítico. En la realidad aparecen inseparables e intrincados. Cuando emerge el vestido-cuerpo se subsume a un saber experto que lo normaliza, pero este saber experto sólo puede nacer cuando el vestido se hace cuerpo, nunca puede ser anterior.

Así vemos que efectivamente el vestido se ha hecho cuerpo. Y como todo cuerpo debe ser cuidado, disciplinado, regulado y normalizado, ese cuerpo debe ser medicalizado.

domingo, 15 de noviembre de 2009

El cuerpo secuestrado, el cuerpo prisionero: vestido usurpador, vestido calabozo

No sé cómo ni cuando ocurrió, no sé si fue un golpe planeado o un movimiento espontáneo. Lo cierto es que el vestido ya no viste al cuerpo. La prenda tomó por asalto al cuerpo, lo tomó por prisionero, lo ha secuestrado. El vestido ahora se siente cuerpo, es el protagonista, es el cuerpo. La ropa, no sé cómo ni porqué, ha sustituido al cuerpo. La ropa es la forma por la que nos hacemos cuerpo en el objeto. Como dicta la teoría crítica, sentimos nuestros objetos como una extensión del ‘yo’. Pero en este caso la relación es mucho más íntima, porque el objeto dejó de ser una sucursal exterior del cuerpo para ser el cuerpo mismo.

La prenda ya no adorna el cuerpo, pretende serlo y lo es con todo éxito. El vestido es el cuerpo, pero no cualquier cuerpo: es el cuerpo que se puede mostrar. Con la prenda mostramos el cuerpo que queremos mostrar y el que podemos elegir. Sería ese cuerpo en que conviven el individuo y la sociedad. Más allá todavía: es el cuerpo que nos hace felices. La ropa es nuestro cuerpo, que más nos gusta ver. Está usurpación llegó a tal punto que la desnudez la vivimos como el despojo. La desnudez es la ausencia de cuerpo, desnudos nos falta algo, sentimos un vacío que solo la prenda puede llenar.
El vestido es cuerpo, el vestido es identidad, el vestido es status, el vestido es diferencia, la marca es pertenecer. La desnudez es la vergüenza, es el despojo, es la ausencia de cuerpo: de cuerpo social, ese cuerpo que nos hace parte de algo mayor. La ropa no solo es el cuerpo individual, la marca hace del vestido el cuerpo colectivo y el vestido lleva la marca “sociedad”.

El secuestro del cuerpo llegó a un estado simbiótico. No hay cuerpo sin vestido, y el vestido tiene la energía y la fuerza de dar vida, incluso al maniquí. Pero el cuerpo desnudo es la soledad, lo que sucede en el aislamiento y a veces en el más frío de los retiros.

Pero hay algo más detrás de este cuerpo impuesto que un cuerpo secuestrado: hay un cuerpo prisionero. Su cárcel la elegimos en las tiendas, la elegimos bien bonita, la elegimos bien de onda, incluso decimos que ese calabozo es el que mejor nos representa. Basta con repetir algo que dice Marcuse en el hombre unidimensional, que la posibilidad de elegir nuestros amos, no suprime la existencia de amos y esclavos. En este caso sería algo así como la libre elección de prisiones no elimina la existencia de prisiones y prisioneros. Una imagen que puede ayudar a ver como efectivamente hay un cuerpo prisionero, es la del cuerpo desnudo representando la libertad. Cuántas veces la libertad es representada con la figura humana al natural atravesando verdes campos y paisajes?

Llegamos al mundo desnudos y nos despedimos de el vestidos, no es ésa toda una señal? Ni en el descanso eterno nos ‘liberamos’ de ese cuerpo impuesto, de ese ‘otro’ cuerpo.

sábado, 7 de noviembre de 2009

La venganza de los nerds! La moda, el modelo geniecillo y la revolución google.

Era hora que los genios fueran reivindicados. No resulta sorprendente ver que en estos tiempos, muchos de los modelos del fashion show en boga tomen elementos cuyos portadores, anteriormente, eran dignos de golpizas por parte de la “cool people”. Gigantescos anteojos, tiradores, camisas abrochadas hasta el cuello, peinados al costado...

Yo recuerdo haber pasado una infancia algo tormentosa en términos de “status” al contar con una larga fila de estos elementos: anteojos, aparatos, zapatos ortopédicos y sobre todo excelentes calificaciones. Todo eso era motivo de rencor entre los pares. Hoy algo cambió y resulta que es “in” llevar un perfil de joven nerd.

A las claras podría ser visto como el fracaso de una generación “populosa”, que de tan vivos que fueron no lograron más que reproducir un mundo miserable que los tiene como burros de carga. Los “cool” despreocupados por el conocimiento, el estudio, la ciencia, el arte, no lograron cambiar el mundo o mejor dicho: mantenerse jóvenes y bellos toda la vida. Cuando llegó la facha de vencimiento de sus físicos y su belleza y cuando vino otra generación de “cool people” demostraron ser una generación solo utilizable para la carga y descarga. Si bien estas funciones son necesarias, no se comparan con la conducción política, científica, económica y estética de nuestra sociedad.

Los geniales que iban por la vida solo “zafando” han caído. Los que solo se preocupaban por el reviente hoy deben pagar la cuenta de la fiesta y por eso tienen que resignar su vida entera. La vida ha demostrado que a la larga ese geniecillo, que no hacia más que brindar herramientas al “cool” para que solucione los conflictos del mundo, sería el protagonista del fin del SXX y del SXXI. Quizás suene rencoroso pero no... Solo quiero ser claro.

El gobierno de la inteligencia ha entrado en la cúpula dirigente de la moda. La moda absorbe lo que pasa en el mundo y, evidentemente, los nerds han tomado la batuta de la humanidad, o al menos han entrado en la escena como creadores de realidad. Aunque siempre han creado realidad, hoy por hoy se trata de otro tipo de realidad: una que nos atraviesa desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, una de la cual depende nuestro destino. Debemos estar conectados, debemos estar al instante informados y ellos son los grandes culpables de crearnos esa necesidad y brindarnos los medios para satisfacerla.

El modelo genio viene haciendo estragos desde Bill Gates. Desde que la inteligencia demostró ser atributo acompañante del éxito, o desde que los genios parecen resolver problemas de comunicación e información (los dos epicentros de la sociedad cibernética), los elementos estéticos estereotípicos que su imagen arroja son reivindicados como modelo “in”. Mientras eran personajes alejados de la realidad o cuyos resultados no parecían tan visibles o televisables, eran destinatarios de burlas y otros rituales de carácter prehistórico. Hoy los genios han hecho Google, Facebook, Youtube, Myspace y ganan millones con el póquer. Y quien no quisiera ser uno de ellos?

Larry Page y Sergey Brin, creo que son los fundamentales culpables de esta revolución nerd. Ellos crearon el dios profano de la era de la información: google. No creo que sea necesario decir de que se trata esta deidad cibernética. Desde allí se demostró que ser un genio es sinónimo de éxito, fama y fortuna: todo lo que las personas quieren. Como no muchos lo pueden tener, ya que si así fuera no serían tan valorados, es importante ser reconocido como tal por rasgos exteriores. Cuando “una imagen vale más que mil palabras” y el éxito es en buena medida nerd, parece lógico que esta imagen domine. La historia ha hecho justicia y la moda les da la mano, se está concretando la venganza de los nerds!

Continuará....

sábado, 24 de octubre de 2009

Moda más allá de la moda: por qué me interesa tanto?

En una sociedad donde confundimos confort con felicidad, o al menos se nos presentan al mismo nivel, parece inútil criticar el poder dominante. Enseguida se nos tratará de antihumanos ya que criticaríamos el objetivo máximo del Ser.

Este discurso a-crítico se viene desbordando desde que los mercados colapsan por no ser lo perfectos que nos hicieron creer. Contrariamente, su lógica es tan perversa que los que pierden, lo hacen por duplicado. Quiero decir que quedan fuera por la “selección natural” que ejerce el mercado (algo así como carecer de dignidad social para ser incluido) y por eso no son dignos de participar de las maravillas del confort, por ende de la felicidad, o sea: del fin último de la humanidad que no merecen. Este despojo se lo justifica desde el individualismo más reaccionario, para el cual cada quien es culpable de su desidia. Así, lo inmaculado del sistema seguiría, sin más, siendo una maquina saquea humanidad a una masa cada vez mayor de personas.

Estos marginados, indignos de felicidad por su falta de capacidad, o auto-condenados, no solo no revisten interés para el mercado sino que merecen su máximo desprecio. Bajo este tipo de dominación solo el reclamo del derecho al consumidor se presenta como legitimo, pero en la medida que cada vez enormes masas se caen del margen perdiendo su calidad de consumidores, son despojados del único derecho válido de reivindicación: “mi plata no vale?”.

Desde esta visión, cuál sería la importancia de voltear y mirar hacia el campo de la moda quitándole la inocencia que se le atribuye, desconfiando de su desinterés e interrogándola como arma de dominación silenciosa? Es que esa dominación silenciosa por la que “naturalmente” aceptamos como legitima la presencia de jerarquías propias de ese campo (y que esto es así desde que el hombre es hombre y la mujer es mujer), esconde la funcionalidad más férrea y reaccionaria al sistema de dominación mercado-céntrica. Esa lógica jerárquica que la atraviesa se enlaza con la expulsión sistemática del mercado de grandes masas, reforzando el proceso con el desarrollo de mercados cada vez más segmentarios, pero segmentarios hacia arriba.

Además, la moda se muestra como campo de gran interés ya que la lógica económica del consumismo requiere la producción de consumidores cada vez menos calculadores. En este sentido, el discurso de la moda es el ejemplo a seguir, pues (como lo escribí en una de las primeras entradas) ha desarrollado un discurso donde el consumidor puede ser irresponsable, donde ella es permitida sino necesaria.

Con este blog lo que me interesaría es mostrar que la moda está atravesada por la ideología y que esto es lo que hace que nuestras conductas de vestido no sean caprichos o peor, cuando son un capricho sentimos el rigor de las fuerzas represivas del campo. Con todo, lo que terminaríamos viendo es que realmente existe algo que llamamos social, que compartimos, nos domina y moldea sin que por ello seamos unos títeres culturales.

Aclaración fundamental: esto no significa que esté en contra del modelo de acumulación capitalista, del mercado o sea un comunista con pretensiones revolucionarias. Solo quiero mostrar como la moda es funcional al sistema bajo su disfraz de desinterés o de externalidad. Me gustaría que desentramemos el discurso de la moda y el poder que lo atraviesa, no que desde aquí tomemos nuevamente la bastilla.

A la larga espero que estas reflexiones terminen siendo análisis de tendencias y de los fenómenos mundiales que la moda (occidentalizada) refleja. Eso significaría que algunas fallas del mercado se hubieran corregido (o que el poder totalizante cooptó estas opiniones, lo cual es mucho más triste y peligroso).
Dicho esto: hablemos de moda!!

miércoles, 21 de octubre de 2009

La moda está de moda y la especulación llegó a la moda

La oficialidad del discurso depende del poder de su productor y si está en situación de dominación del campo en que quiere influir. Un discurso merece ser valorado porque el poder de quien lo emite merece ser valorado. Parece raro pero desde esta postura, algo seria bueno o malo dependiendo del poder de quien dice que tal cosa o situación es buena o mala. O sea si Anna Wintour dice que tal colección es mediocre o simplemente fea, es efectivamente mediocre o fea pero no en si misma sino por la efectividad de su discurso. El discurso de Anna Wintour: editor in chief de Vogue, que acredita el capital simbólico correspondiente y domina de forma legítima el campo de la moda, merece ser valorado y por ende puede producir efectos en la realidad. Lo que quiero mostrar es que lo dicho por Anna (o cualquier otra persona que acredite capital simbólico y posea la legitimidad correspondiente) es efectivo y valorado en tanto está en situación de dominación del campo de la moda.

Esto pasa en todos los ámbitos, de modo que si no me gusta, me jodo. La cuestión es que si este discurso oficial no fuera tan poco critico no me molestaría tanto. Es obvio que el discurso no va a generar elementos auto destructivos. Pero cuando es tan complaciente con la situación que quiere mantener para conservar su hegemonía resulta insoportable.

Con esto me declaro en pie de guerra con el discurso obsecuente de la moda que inevitablemente lleva a la perdición y a la corrupción del campo. Para el discurso oficial parece estar todo bien, la moda parece vivir una primavera casi perpetua, donde la “moda está de moda” y todos sonreímos para la foto. Lo que yo veo es que puede ser que la situación hace unas temporadas haya sido de prosperidad y optimismo, que con ello florecían nuevos artistas y llegaba a la madurez una generación de jóvenes talentosos.

Hoy, lamentablemente, no comparto esa postura de futuro igualmente próspero y prometedor. Siento que el campo de la moda se está corrompiendo, que se está viciando, que está siendo victima de su propia falta de crítica. Esta siendo victima de la especulación de los inescrupulosos que quieren robarse este florecimiento, que quieren absorberle la prosperidad para convertir esta primavera en el más crudo invierno. La lógica de la especulación nos va a llevar a la descomposición como campo y en ese momento los especuladores se irán a otro lado y nosotros, los que realmente amamos la moda, nos vamos a preguntar: ‘qué nos pasó? qué hicimos mal?’

Moda: yo te quiero, por eso te critico. Si no mostrara mi desacuerdo sería cómplice de esta situación donde el discurso oficial al aferrarse ciegamente a su hegemonía va a terminar diciéndonos que todo es perfecto mientras estemos cayendo al vacío. El “vale criticar, el vale rechazar” lo debemos empezar a ejercer lo antes posible y firmemente. Si queremos salir del pozo que nosotros ayudamos a cavar, no lo haremos cavando más profundo.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Obras de diseño o espejitos de colores...

El diseño se presta a confusiones. A veces, los diseñadores se pasan de diseño y pretenden convencer con obras que no tienen nada de espectacular.
Con lo cual es necesario poder distinguir las obras en las que es posible reconocer diseño de aquellas que no lo tienen pero se lo atribuyen.
Lo que creo que hay que tener en cuenta para esta distinción es que las obras de diseño, en general, satisfacen una necesidad con un plus que puede ser: la mejora en la satisfacción de esa necesidad o la satisfacción de una necesidad derivada. Entonces, una obra a la que no le encontremos utilidad alguna, por más llamativa, extravagante o pretenciosa, no puede considerarse de diseño. Pero hay que aclarar que no encontramos diseño en un cenicero que además canta la marcha peronista, más allá del efecto emotivo que despierte en un “compañero” arrojar cenizas de su tabaco en tal artefacto... Eso es una extravagancia típica de la década de los ’90, diría yo.
Lo que quiero decir es que guarda con fumarnos todo lo que nos venden. Si no estamos con ganas de ser críticos con lo que encontremos no vale la pena salir a buscar.
En indumentaria cada uno tiene sus preferencias sobre colores formas y detalles. Pero todos podemos coincidir, “entendidos” y meros consumidores, cuando un diseñador se pasa de rosca o cuando se quedó corto en su producto. Por ejemplo un sombrero cowboy con gps es medio raro... aunque en esta época donde todo tiene que tener un rastreador satelital no me llama la atención que alguien lo lleve a cabo, pero eso no lo hace digno de incluir en la categoría de innovación vanguardia diseño tecnológica (¿?)
El diseñador no es un ser inmaculado que pretende estar en un estadio superior de la especie, elevando el espíritu humano a estados trascendentales... es un artista, si, pero es un comerciante también y de esta combinación quiere sacar el máximo provecho de cada uno de los términos, a saber: el desinterés del artista y la billetera del empresario. En esa clave, a veces vender espejitos de colores resulta un negoción...
El diseñador no es un ser que viene a iluminar las conciencias ni nada de eso. Con lo cual vale criticar, vale cuestionar y vale rechazar las cosas que se nos ofrece. Los espejitos de colores ya los compramos en la conquista, ahora es momento de devolverlos.

martes, 17 de marzo de 2009

Todo lo sólido se sigue desvanenciendo en el aire...

En menos de una semana se viene la Feria Puro Diseño, (en la cual voy a participar). Este evento le está ganando terreno muy fuertemente al BAF, así que ojo con lo que se va a ver allá. Qué nos va a decir sobre nuestra propia concepción de la moda y las tendencias que no sabemos aún esta reunión?

Lo primero que, claramente nos va a contar, es que en momentos de crisis como este, el cambio de consumo nos lleva a abrirnos a la oferta de diseño y poder postergar por un tiempo, el culto a la firma. Quizás por eso es que la feria va a ser uno de los más grandes eventos de moda de la temporada, porque nos va a dar lo que buscamos por estos días: ajustar el consumo, portar tendencia y preguntarnos qué es lo que esos artistas de la moda nos querían decir pero nosotros no escuchábamos. Creo que es probable que encontremos mucha crisis en la forma en que se presenten los diseños. Desde el vamos, los colores que vi más representativos por estos días son las variantes del azul petróleo. Todo un mensaje para un momento donde el barril de crudo desploma su valor, no? Otra cosa que vi es un corte en las prendas al estilo años 60. A no olvidar que aquellos años no escaparon a los conflictos ni a las utopías...

El romanticismo en las prendas es algo que puede conmover hasta al más crítico como yo. La esperanza, sin abandonar la militancia, es un tema que puede ser clave a la hora de enfrentarnos con esos artistas, la mayoría independientes, que se presentarán en la feria.

Vengan y critiquen como lo voy a hacer yo. Vengan y miren con otros ojos. Vengan y cuestionen las colecciones. Vengan a aprender esas cosas que no saben sobre eso que llevan puesto. La moda tiene los mismos dolores que la economía y la política, y en ferias como esta encuentra un lugar a para gritarlas. Para los que no creemos en la salvación divina, cosa que por estos días se refuerza, a medida que la desesperanza crece, ferias como estas son un pequeño aporte, desde nuestro costado más frívolo pero intencionado, para que tomemos conciencia de que eso que somos lo podemos cambiar desde el acá y el ahora.

En conclusión, en las obras que los artistas del diseño mostrarán, se reflejará la tristeza, la incertidumbre y la desesperanza, pero dejarán la puerta abierta a la utopía y la militancia que ellas requieren para que las cosas puedan cambiar. Por estos días y en épocas como estas, cobrará sentido para nuestra industria la frase de un filósofo muy pero muy importante del siglo XIX: “todo lo sólido se desvanece en el aire”.

Fede

PD: la frase es de Marx...

jueves, 5 de febrero de 2009

Conceptos + Moda = Tendencia

Cada temporada tiene sus conceptos clave, que atraviesan las colecciones y terminan definiendo las tendencias. Esos conceptos clave no surgen de la nada o los inventan un conjunto de perversos “fashion managers” en sus oficinas desde las grandes capitales de la moda.


Esos conceptos emergen de las mismas relaciones sociales, relaciones cotidianas, relaciones que imponen un orden de necesidades y de problemas a resolver en base a condiciones objetivas de vida : ya sea económicas, tecnológicas, ecológicas, etc. Los conceptos que rigen en la moda y que generan las tendencias tienen que ver con un ambiente o contexto determinado.


En relación a esto podemos intentar comprender a la luz de las condiciones del mundo y la situación del mundo en el que vivimos, los conceptos que se impondrán en la nueva temporada que se avecina.


Es claro que la situación del mundo es una situación de crisis, tanto económica, ecológica y de cambio de valores (más que nada en el tercer mundo producto del fracaso de las políticas neoliberales pregonadas por el Consenso de Washington). De las anteriores, si bien todas influyen de una forma particular en la moda, una muy interesante de ver es la crisis ecológica.


Si analizamos la moda a la luz de la crítica situación ambiental del planeta, podríamos intuir que las próximas temporadas tendrán como conceptos fundamentales el uso de recursos reutilizables, renovables y energía no contaminante. A su vez, los momentos de crisis se activan campañas conservadoras, que convocan al retorno a la comunidad (al sentimiento subjetivo de formar parte de un todo, donde las acciones se basan en el sentimiento reciproco de formar un todo). En los momentos de crisis la vuelta a la comunidad, a lo nuestro se hace mas fuerte, ejemplo: la repatriación de capitales en épocas de crisis económicas (como ahora).


Este retorno también sucede en la moda, pero la vuelta a la comunidad no sólo nace en el momento de crisis. Este fenómeno, lo estamos viendo desde hace un tiempo: cuando compañías telefónicas llamaban a formar parte de la “comunidad x”. Esto tiene un poco que ver con la etapa del capitalismo en que vivimos, donde se está pasando del mercado de masas al consumo estratificado.


Crisis ecológica, económica, de valores y la búsqueda de "lo nuestro" se traducen en la utilizacion de recursos renovables, energía no contaminante, materiales reutilizables y retorno a la comunidad... Estos conceptos vienen de la vida social misma, de lo que nos pasa en todo momento y en cada decisión. Basta con que miremos bien para que veamos que esto nos pasa por enfrente.


Fede

domingo, 25 de enero de 2009

La moda no cree en cuentos ni espera príncipes azulados

La moda no es inocente ni es frívola y si es desalmada, no lo es justamente por torpe o inconsciente. La moda, no espera a ninguna príncipe... Es más bien esa persona (quizás mujer) independiente, inteligente, manipuladora, hábil en su oratoria y seductora en sus movimientos, que se lleva al mundo por delante y demuestra que los idiotas son los que creen que ella es idiota, y les termina doblando el brazo, dejándolos a su merced.

La moda no vive alejada de la realidad. Los que piensan que la moda es el refugio frívolo de la realidad y se mueven en ella pensando que están abstraídos de todo: error! En sus elecciones de moda, y sus guardarropas, reproducen la clase a la que pertenecen y remarcan las diferencias que los distinguen de los otros. El hecho es que a los fines comerciales es preferible tener clientes que se piensen irresponsables, que crean que pueden darse “licencias” en su responsabilidad que para otras elecciones, no tienen.

Ejemplo I: elegir presidente es muy estresante e implica una claridad mental y un análisis riguroso de las propuestas, equipos y perfiles de cada candidato. Hacer una salida de “shopping” político es una irresponsabilidad sumamente condenable e irrespetuosa de quienes se esforzaron por crear un país libre y democrático. Por respeto a quienes dieron la vida porque podamos elegir, debemos hacerlo con responsabilidad y de forma critica.
Ejemplo II: elegir novia/o es muy estresante! Aunque nadie lo admita y quizás porque es más inconsciente que otra cosa, buscamos al/la más linda/o, inteligente y rico/a. No está mal pensar que queremos una descendencia “mejorada” en términos genéticos y socio económicos. Esta elección vaya si es estresante!
Ejemplo III: elegir el colegio de los chicos implica un análisis riguroso del mercado educativo, un error implicaría que el futuro quede en manos de ignorantes o chicos condenados al fracaso: hay que ser responsable en la elección y eso es estresante.

Después de las muchas elecciones que hay en la vida, que nos cargan de responsabilidades, que nos angustian y estresan, la moda, hábilmente desarrolló un discurso que se basa en que la elección es un oasis de responsabilidad. Seria algo así como “se irresponsable, comprá lo que quieras que acá se puede, no dañas a nadie, sentís que tu irresponsabilidad no daña, sos libre de equivocarte y no pasa nada!”. Un discurso tan seductor no puede más que estar condenado al éxito inexorable. Quien no busca no sentir el peso de la responsabilidad? Quien no ha dicho alguna vez “quisiera volver a ser adolescente, cuando no tenía responsabilidades y si hacía lío lo resolvía mi papá”?

La moda y el shopping nos permiten volver a ser niños por un rato, nos “sacan” de la vida con carga de responsabilidad y permiten hacernos olvidar los problemas. Por este lado hace bien: hace personas por un rato felices y les hace creer que están fuera de la rueda y la vorágine que gobierna la sociedad. Es como un placebo de la vida social.
Por eso es que las mujeres estresadas salen de shopping: porque pueden ser irresponsables, ser felices en la irresponsabilidad y la moda es un lugar donde se permite eso. Pero no se permite de la nada o porque los diseñadores o las grandes corporaciones que manejan la moda son tontos!

La moda pudo desarrollar ese discurso porque la situación de clase y el gusto moldeado por nuestra situación de clase determina un tipo de consumo que adquirimos, al punto de naturalizarlo, desde que entramos a este mundo gobernado por el mercado. Nosotros antes de ir a comprar sabemos que vamos a comprar pero lo que termina de guiarnos a reproducir nuestra situación de clase es quien nos vende mejor lo que ya somos.

Por otro lado y remontándonos a tiempos un poco más lejanos, una de las bondades que profesaba la modernidad naciente hacia fin del siglo XVIII, era movilidad de clases (ascendente) tan ansiada por la burguesía, que en su poder económico era tan poderosa como la aristocracia pero en cuanto a privilegios no gozaba de los que la sangre azul les daba a aquellos.

La vestimenta siempre fue un signo de distinción social, no desde la modernidad, ni el antiguo régimen: desde el origen de la vida! Sabiendo esto no es raro pensar que los guerreros de sociedades prehistóricas se distinguieran portando las pieles de determinados animales, o que nuestros ejecutivos de grandes corporaciones multinacionales se distingan usando trajes Zegna. El punto es que el signo de distinción o pertenencia a un cierto grupo, combinado con la posibilidad de movilidad ascendente de clase que brinda la modernidad, se retraduce en que aquellos que no tengan un reflejo naturalizado al consumo de ciertos artículos, puedan adquirirlo, buscando así, el reconocimiento subjetivo y la mutua identificación con aquellos que, en acto, forman parte del grupo.

El ser reconocido como miembro convierte a una persona en miembro. Con lo cual hoy más que nunca, la moda es un camino para materializar u objetivar las ansias de movilidad social. La moda cristaliza parte de la membresía a la clase que una persona es aspirante. La moda es uno de los factores visibles, externos u objetivos que habilita formar parte de la clase a la que se aspira: supone haber aprendido a consumir.
Claro está que la movilidad social no solo es usar un traje o un par de zapatos sino que supera todos los otros aspectos de la vida. El formar parte de una clase no solo significa haber aprendido a consumir como esa clase. El hecho que me interesa remarcar es que la moda no es ese “allá fuera” aislado de las contradicciones de la propia vida, la moda y la movilidad social implican una batalla a muerte contra lo que somos y lo que queremos ser. La moda nos ayuda a pertenecer, nos da membresía, pero guarda: la moda es condición necesaria para ascender pero no suficiente como para pertenecer.

Fede

domingo, 18 de enero de 2009

El rumbo de la moda: equilibrio de innovación y "usabilidad"

Interpretar el rumbo de la moda no es tarea sencilla, grandes firmas se olvidan de la innovación y caen en la auto-repetición imitándose a ellas mismas. Otras ofrecen colecciones demasiado osadas que terminan cayendo en la falacia del “inovacionismo”: algo así como solamente hacer foco en el costado artístico de la moda olvidándose del costado práctico y de la usabilidad del vestuario y los accesorios. Todos diríamos que preferimos un equilibrio entre usabilidad e innovación pero ¿dónde está ese equilibrio?

Es posible que antes de hacer una teoría del equilibrio del sistema de la moda, podamos ejemplificar con ciertas colecciones de las firmas que la logran, pero preferimos el camino más largo.

La moda no es fácil, ni improvisada, ni significa mezclar arbitrariamente prendas hasta lograr un vestuario que al cliente cueste cientos de miles y a la firma le represente exorbitantes ganancias. La moda, lejos de ser una burbuja en el espacio, debe convivir en perfecta armonía con el medio ambiente histórico que le toca, sino, inevitablemente está condenada al fracaso, al olvido y a perecer. Este quizás sea uno de los primeros postulados que nos ayude a comprender y desarrollar la teoría del equilibrio entre innovación y usabilidad. Este postulado entraría entre los que corresponden, más que nada, a la esfera de la usabilidad.

Los colores que vibran en cada época son los colores que celebran esa época. La información que la moda refleja no es más que la que circula en el ambiente, lo que la moda hace es retraducirla, pensemos que lo que llevamos es un pedazo de la realidad, ese recorte de la realidad que mejor nos representa. No elegimos nuestras prendas de forma desinteresada, la elegimos en base al acervo de conocimiento que tenemos del mundo, la ropa que llevamos dice tanto de nosotros como los lugares que frecuentamos y las palabras que utilizamos. No somos algo distinto de lo que usamos.

Los cortes y texturas tampoco nacen y son elegidas de forma desinteresada, representan y simbolizan pedazos de realidad. Es lo que yo llamaría la arquitectura de la moda. Este concepto de la arquitectura, en un punto, es transparente: la moda toma ideas, formas y conceptos que manejan las corrientes arquitectónicas de una época determinada. Pero no es solo eso, implica retroalimentación, pero una retroalimentación espiralada donde entran terceros factores en el medio: las artes visuales y claramente (más aun en estos tiempos), el diseño industrial.

La moda no es solo reproducción, también es producción. La moda no solo refleja la realidad: la moda crea realidad! La moda es una rama del arte, pésele a quien le pese. La moda como todo arte crea realidad, y aporta al movimiento de la historia, tanto en épocas de conservar los privilegios como de revolucionar las prácticas y costumbres. Este es el costado innovador de la moda. La moda la hacen artistas y los artistas CREAN obras originales en algunos casos, más de lo mismo en otros, pero crean. El artista interpreta la realidad, hace pasar a la realidad por el filtro que es su criterio y sensibilidad. El artista, como el científico, como el político y demás... marca el pulso de la historia. Entonces el diseñador, hace historia, contribuye al movimiento de la historia, pero no de la nada, sino en condiciones que él no elige (Karl Marx dixit).

Acá entra en juego también la necesidad de armonía con el ambiente, sino la obra no "prende", no es aprehendida, se pierde. Así vemos que la moda no es nada fácil, ni transparente, sino un juego algo intrincado de producción y reproducción, de hacer y reflejar.

Quizás este sea comienzo para comprender a la moda como un hecho social en combinación con los hechos históricos y en convivencia con algunas de las disciplinas que son su musa y de las cuales también es musa. No creo estar en condiciones de explicar de forma holística a ese hecho social llamado moda, pero puedo mostrar como la moda no es independiente de otros fenómenos. No puedo explicar por qué la moda como hecho social tiene la forma que tiene, pero puedo sugerir que las cosas no son así porque si. Puedo sugerir que pensemos a la moda, no como algo inocente o como un refugio ante el dolor y la desigualdad del mundo, sino como parte de un todo que se llama sociedad, y que dentro de ella se reproducen las diferencias que rigen allá fuera y que ese afuera no es un real afuera, sino que esconde un aquí adentro . Con mis palabras ojalá pueda hacernos ver a la moda como una parte objetivada de la sociedad y quizás como esa parte donde más se refleja la distancia social que existe entre quienes más tienen y quienes menos pueden.

Fede