jueves, 6 de enero de 2011

Kenzo o el camino de lo etéreo

En el cono sur somos verano. Admito estar en contra -de modo fundamentalista- de la moda de transplante cultural - o mejor dicho, de copia. No obstante, creo que Kenzo en su colección Printemps-Été 2010, da cuenta de una experiencia que puede haya cobrado valor universal o global. Digo, haciendo cargo a la globalización por la identificación en formas de vida y sentir a las cuales nos enfrentamos como complices, sin distincion, todos los seres "occidentalizados"(que puede que sea una forma 'chic' por la cual se cuele -como contrabandeado- el imperialismo de antaño). El vestir parece apropiarse y construir un espiritu o una busqueda espiritual que se nos hace una para todos, entre pueblos diferentes o, en este estadío de la aldea global, simplemente lejanos.

Hoy es probable que la rítmica de la ciudad, la hiperconexión, los estados ausentes en presencia en realidad virtual, o ausencias en acto en miradas que se esquivan, hagan que el espíritu, reaccionando al stress (moderna histeria?), contruya salidas donde no hay palabras y se invente vías, más que puentes, trampolines, formas, espacios para desesperar sin perder el mundo.

Kenzo se ubica en ese vacío (?) de la necesidad de desconexión, donde las palabras no alcanzan y se contruye otro lenguaje que hace vestido -en lugar de síntoma, como una salida que no nos escapa y seguimos el rumbo. Kenzo busca robar espacio a los tiempos de ausencia en cuerpo, dando al cuerpo otro ritmo. Kenzo busca escarparse con ese espiritu, en un vestir, que siendo cuerpo busca refugio, busca descontracturar, (des)conectar, tomar vuelo... busca en lo terrenal, en las líneas y el género, un camino, y encuentra un modo de acercar al cuerpo al sentido más conectado (negando la hiperconexión) dando forma a lo más informe: lo etéreo.














Fotos Vogue París

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